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Cuando los Hijos Duermen – Juan Carlos Cortázar

$8.000

La obra del escritor peruano es una novela bien escrita, con una economía del habla, del paisaje, de los estados de ánimo, de una subjetividad que nunca es excesiva: su centro es una especie de gravedad tenue, iridiscente, donde siempre algo está suspendido para ser desvanecido, como la ciudad de Lima que se observa a través de estas páginas.

Autor: Juan Carlos Cortazar
Editorial: Los perros romanticos
Paginas: 175
Tema: Padres Homosexuales

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Descripción

Cuando los hijos duermen es una novela bien escrita, con una economía del habla, del paisaje, de los estados de ánimo, de una subjetividad que nunca es excesiva; su centro es una especie de gravedad tenue, iridiscente, donde siempre algo está suspendido para ser desvanecido.

La novela de Juan Carlos Cortázar (Lima, 1964) arma una narración que juega a una poética del espacio, donde los personajes se mueven espectralmente marcando un mundo íntimo a través de lugares que connotan un devenir afectivo. Lima, Virginia, polos espaciales que juegan a un eterno retorno. Un paisaje masculino donde Adrián y su hijo Lucas presentan cierto eje que va dando cuenta de un modo de ser familiar, de habitar la familia, un espacio profesional-burgués que se vuelve opaco en sus redes no dichas. Hay un espejeo que hace que esta novela tenga un juego especular, no expresado; la elipsis sería su figura retórica por excelencia. César del otro lado, su hija en el mismo colegio que Lucas, los dos hombres unidos por una epistemología del closet, donde todo aparecerá cifrado.

Si me preguntaran quien es el personaje central de esta novela no diría que es Adrián, diría más bien que es el lenguaje, junto con esa voz narrativa que mantiene sigilosamente una distancia, pero que a ratos es luminosa u ominosa, pues la familia como lugar es una bruma, una familia en crisis de lo no dicho, el deseo que se cuela por abajo como un hilo de luz que no deja ver más. Hay cierta economía en Cuando los hijos duermen, la economía del deseo que se muestra como co-relato a la crisis política del Perú, a los lugares que tenuemente van destellando en esta novela de crisis masculina, donde se advierte una contención, una tensión que no quiere salir. Quizás la política de comportamiento de una clase que se fuga o se permea en lo no resuelto. Cuando los hijos duermen es la metáfora perfecta, pues el silencio, la noche, lo no público, explican ese forado que hace movilizar a los personajes como Adrián o César. Lo mismo pasa con la ciudad, con Lima, con las biografías, con los padres, con los hijos, con los amigos, ciertas epifanías que dan cuenta de una ciudad que vuelve a sus habitantes, filigranas que transitan. Hay una bruma en esta novela, pero no pasa por la idea del deseo, o incluso de una homosexualidad en el closet, más bien la economía del habitar, la forma en que se narra, la forma en que no se dice, son señas que el narrador o la gran voz preparan para su venganza con el paisaje.

Fuente: Cine y Literatura

Información adicional

Peso 0,200 kg